sábado, 30 de abril de 2011

Tres maneras de observar


Mucha gente me dice que "se me nota que estoy perdiendo peso" y me señalan cambios que han detectado en la ropa (más holgada), la cara (más fina) e incluso en el modo de moverme (menos torpón). Esos cumplidos, que se agradecen, sirven como medida "externa" de que la dieta está funcionando.

Desde mi perspectiva tengo tres maneras de saber que voy por el buen camino.

- La báscula: marca inexorablemente el peso corporal. Puede cometer errores, como todas las máquinas, pero mientras no diga locuras me fío del dato neutral.

- La ropa: los agujeros del cinturón son la medida de la cintura, el cuello de la camisa (a los que llevamos corbata habitualmente) te da el grosor del cuello, lo ceñido de las camisetas, el roce del pantalón. Al adelgazar las prendas que antes me iban justas me van holgadas y, sobre todo, empiezo a recuperar ropa que no me valía.

- La gente: una observación "neutral", sin mi carga de subjetividad, será más sincera y por lo tanto creíble. Si gente que no sabe que estoy a dieta me dice que me ve más delgado es probable entonces que se me note. Si gente que sabe que estoy a dieta me lo confirma y me dice "dónde" me lo ve, coincidiendo con lo que yo noto, entonces estoy seguro de que la cosa funciona.

Los que no sufren el problema de la obesidad no son conscientes de lo espantosamente poderoso que es el autoengaño y lo tremendamente inútiles que podemos llegar a ser en lo referido a los cambios de nuestros cuerpo. Ver como surge una lorza o como se engrosa el cuello no es tan sencillo. El proceso e muy lento y el ojo se acostumbra. De ahí que, si no fuera por la observación "objetiva" de los tres grupos que he señalado, puedo pasar de pesar 95 kilos a pesar 118 sin apenas ser consciente de que estoy engordando. Suena imposible pero es verdad. Ya me ha pasado varias veces así que se muy bien de lo que estoy hablando.

Y el proceso inverso también padece esa incapacidad de observación. Al ser un camino que se recorre poco a poco el ojo es incapaz de percatarse de la pérdida de volumen, dependiendo en exclusiva de los tres sistemas que he señalado. Bueno, hay un cuarto procedimiento de "control" que no estoy usando y que es muy eficaz de cara al volumen, medir con una cinta de sastre el contorno del pecho, cintura, abdomen, cuello y muslos. Pero, que queréis que os diga: incluso así a veces es difícil de "observar" los cambios del cuerpo.

Así que, ahora mismo, las tres medidas de control me señalan que se nota que estoy adelgazando y yo mismo, el sujeto de la observación, reconozco que noto esos cambios en muchas cosas pero aún no en otras. Como me dije a mi mismo al comenzar este proceso, la cosa va para largo y los objetivos no se podrán alcanzar en poco tiempo. Pero oye, se agradece descubrir que el esfuerzo empiece a ser evidente.

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