miércoles, 13 de abril de 2011

Reflexiones de un gordo


No sé, no sé. Esta semana creo que estoy siendo malo pese a que el domingo me dije a mi mismo que me pondría en plan duro. Pero, que les voy a contar, entre unas cosas y otras me veo inmerso en una serie de "comidas" de compromiso en las que mantenerse a raya es bastante complejo. Al menos después de esos excesos me regulo el resto del día y no me voy a la cama son una sensación extremadamente mala.

Pero ¿servirá eso el día de la Pesada? Ya veremos.

En cualquier caso hay algunas cosas que parece que si que han mejorado notablemente. Por ejemplo la maldita acidez de estómago. Desde que he empezado la dieta ¡ha desaparecido por completo! Eso de poder estar un día sin tomar Almax es un lujo. Ojalá esto dure mucho y ya no sufra noches espantosas con la garganta ardiendo. Cruzo los dedos.

Por otra parte, en el trabajo ya son varias las personas que me han señalado que se me ve más delgado y me consta que no lo hacen por cumplir. Se agradece ese reconocimiento, la verdad sea dicha, porque soy incapaz de reconocerme los cambios de volumen (ya sabéis, al verme todos los días no me los noto, me veo siempre igual). Como todavía sigo en la misma talla de ropa, aunque le he ganado un agujero al cinturón, no considero que haya mejorado mucho en mi aspecto exterior. Pero ya hay algunos indicios de que voy por buen camino. Puedo cerrar el cuello de algunas camisas. Los pantalones no me aprietan en la cintura. Y las camisetas ya no se me ciñen en plan "lorza embutida" o "morcillita de Burgos".

¡Qué divertido es esto! O bueno, yo al menos lo estoy disfrutando.

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