domingo, 24 de abril de 2011

Y sigo adelante


Como dije hace unos días, he pasado cuatro jornadas en el pueblo con un cierto temor a romper la racha descendente en la dieta. Ya se sabe, rodeado de buena comida es difícil mantenerse en el camino correcto. Pero, según la Pesada de hace un rato, pese a todo esta semana ha ido muy bien. Ha caído un poco más de medio kilo. ¡Bien por mi!

No negaré que me he puesto hasta las cejas de lomo, jamón serrano, queso, chorizo, huevos fritos, cordero... pero todo muy sano, de la zona. Sabroso, sabroso y con esa distinción que se nota claramente en los productos que no han pasado por todo el proceso de "conservación" que padecemos en las ciudades. Pero, a pesar de que el sabor es genuino, no sería realmente una excusa que justificase mis excesos. Sería, en todo caso, una especie de atenuante. De todos modos la báscula me demuestra que tampoco he debido de ser tan pantagruélico como me temía. Seguramente porque, en el fondo, he compensado la ingesta con un par de buenas caminatas y con una moderación sustancial en los desayunos y meriendas.

He evitado los manjares más peligrosos (pan y dulces) y sólo he sucumbido conscientemente y por pura convicción a la tarta de cumpleaños de mi hijo (¡que dos raciones me metí en el cuerpo!). He tratado de mantener intactos los pilares centrales de la dieta que estoy siguiendo y, para mi sorpresa, no me ha resultado difícil. Quizá es que tras un mes de guerra me estoy acostumbrando a ciertos cambios en el modo de comer y en las combinaciones de alimentos que me son más beneficiosas. ¿Un cambio de hábitos? No lo sé aún.Pero lo que sí es cierto es que sigo en la tenue cuesta abajo del peso y eso lo agradezco.

¿Qué si me está costando? No niego que sigo viendo determinadas cosas y me tengo que sujetar para no comérmelas. Dulces principalmente. Pero pienso en los efectos positivos de no hacerlo y me logro contener por el momento. También es un poco duro lo de tener el pan muy restringido porque es jodidillo poder comer tres huevos fritos sin pan (bueno, uso el queso para untar, pero no es lo mismo) y cosas por el estilo. Pero el objetivo está ahí y pienso alcanzarlo. Además, algunos pecadillos sí que hay (una hamburguesa por aquí un día que no hay más remedio, un onza de chocolate blanco del pueblo por allí).

2 comentarios:

  1. Fantástico!
    Dice el I Ching que la perseverancia trae ventura y parece que se está cumpliendo.

    Felicidades y ánimo con ello!

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  2. Muchas gracias, caballero. LO cierto es que en los momentos de flaqueza (que son pocos, gracias a Dios) estoy logrando mantener la compostura.

    Poco a poco se hace camino. Y lo importante es, sobre todo, estar en paz con uno mismo. Si me rindo no podré lograr esa paz, así que mejor no flaqueo.

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